Una forma atemporal de hacer tu hogar más acogedor
El estilo rústico en decoración e interiorismo se caracteriza, en esencia, por su capacidad de hacernos sentir en un entorno natural y acogedor: efectivamente, tal y como si nos encontráramos en una cabaña en medio de la montaña, en un bosque remoto o, por qué no, en la Provenza francesa. De hecho, esa es una de las principales virtudes de este estilo tan en boga: que podemos respirar como si nos halláramos en una vivienda enclavada en la naturaleza, pese a que en realidad vivamos, por ejemplo, en un piso de un edificio rodeado de otros tantos; es decir, en la gran urbe.
En Tub-Noves Formes estamos muy familiarizados con el estilo rústico, hasta el punto de que nos atrevemos a afirmar que somos expertos en el mismo. No en vano, llevamos más de cuarenta años trabajando con muebles de madera destinados a la decoración y el interiorismo. Y es que la madera es, precisamente, el material protagonista del estilo que nos ocupa. Ya sea en su formato más tosco (sin apenas ser tratada, en apariencia), ya pintada y pulida (por ejemplo), este noble material es el más utilizado para amueblar cualquier tipo de vivienda cuyos propietarios deseen dotar de esa atmósfera natural y agradable a la que nos referíamos al principio de este artículo.
Variantes y emotividad en el estilo rústico
Como sucede con cualquier estilo decorativo, el rústico presenta múltiples (por no decir infinitas) variantes, que dependerán del grado de inmersión acordado con el cliente. Es decir, que dicho estilo puede ser aplicado a toda una vivienda o a solo una estancia en particular (o a varias), siempre que el conjunto conserve un equilibrio armónico. Para ello, desde Tub-Noves Formes ofrecemos un servicio personalizado de asesoramiento, para que sean cuales sean las necesidades y deseos de nuestros clientes, estos queden satisfechos y el resultado final quede ya esbozado y consensuado en la planificación previa al amueblamiento y a la decoración que se llevarán a cabo.
Las variantes del estilo rústico vendrán determinadas, sobre todo, por la conjugación de esta línea estética con otros estilos compatibles, como puedan serlo el minimalista o el industrial. La mayoría de muebles que fabricamos en nuestro taller se adaptan a esta hibridación entre géneros, por lo que puede decirse que una de las principales características de nuestros productos es su versatilidad. Otros rasgos de los mismos que entroncan con estos tres estilos son el trabajo con género grueso, el énfasis que ponemos en el diseño exclusivo de cada uno de nuestros artículos, el compromiso ecológico y el consecuente estilo resultante de todos estos rasgos, esa especie de halo especial que parece desprender cada uno de los poros de nuestras piezas.
De lo dicho en el párrafo anterior se deduce otra de las facetas del estilo rústico: tanto las personas que vivan en la casa como los visitantes que pasen por ella tendrán la inequívoca sensación de encontrarse en un espacio único, hecho a medida para sus habitantes. Y es que, en definitiva, ese es uno de los grandes logros de cualquier interiorista (sí, en Tub-Noves Formes, además de fabricantes de muebles de madera, también somos interioristas): conseguir que la decoración de un hogar refleje la personalidad de sus moradores, casi como si cada pieza (y la unión de todas ellas) fuese capaz de transmitir las propias emociones de los mismos.
Rústico contemporáneo: Naturaleza y modernidad de la mano
Cuando hablamos del estilo rústico contemporáneo nos referimos a una línea estética capaz de integrar la naturaleza en un espacio moderno. Para ello, la utilización de elementos y colores naturales es puesta a disposición de diseños contemporáneos, donde priman las formas y líneas simples, en muchos casos incurriendo en cierta agresividad, sin grandes suntuosidades.
Las vigas de madera al descubierto y las paredes con piedra y ladrillo visto son dos recursos estructurales muy utilizados tanto en el estilo rústico como en el industrial y el minimalista. Asimismo, abundan los muebles elaborados con madera decapada y elementos metálicos, con el color blanco por bandera, que suele ser combinado con colores que recuerdan a un paisaje natural (verdes, ocres, marrones, etc.), habitualmente presentados en tonos pastel (ya sea en los propios muebles o en las texturas del resto de elementos decorativos).